El deporte español está viviendo algo más que su edad de oro. Quienes tenemos oportunidad de asistir a las hazañas de esta generación de deportistas deberíamos disfrutarla como algo único. Es posible que no vuelva a suceder nunca más.
No hay ningún país en Europa que tenga un abanico tan grande de estrellas en tantos deportes, especialmente en los deportes de gran repercusión internacional. Hace un mes Nadal ganaba Roland Garros. Hace una semana, la selección de fútbol conquistaba la Eurocopa. Hace tres días, Alejandro Valverde se colocaba el maillot amarillo en el Tour.
Fútbol, tenis, baloncesto, balonmano, waterpolo, motociclismo, automovilismo...Casi produce vértigo. Y es cierto, es una generación que no tiene complejos. Hace 20 años, España casi era un erial en el deporte. Algún deportista genial y nada más. Todo eso ha cambido espectacularmente.
Creo que hay varias razones: la inyección de dinero, la alta autoestima del país, una mejor alimentación general, una mejor atención hospitalaria (la talla media del español ha crecido nueve centímetros desde la instauración de la democracia), el ejemplo de grandes campeones...En fin, esto es el paraíso. Mejor disfrutarlo.
La inversión realizada desde el 86 al recibir Barcelona los Juegos ha tenido su fruto en nuestros días. Esos chicos que comenzaban a disfrutar de sus primeros años de existencia son los que están colocando a nuestro país en un nivel superior. El trabajo y el esfuerzo han propiciado la llegada a una meta que no debe parar nuestro imponente caminar.
En un mes, no se olviden, nos esperan los Juegos, el evento deportivo más trascendente, el que puede considerarse en parte referencia deportiva. Allí, en Pekín, nos encontraremos con nuevos retos, algunos en los que todavía nos faltan metros para llegar al momento de acabar con el muro. El atletismo y la natación, deportes esencia de los Juegos, no acaban de dar ese salto, por ejemplo.
El presente debe cimentar un futuro, esperemos, alentador. El deporte nacional ha crecido, se ha estabilizado en los últimos años y ha recibido los honores mundiales. Nuestra 'Edad de Oro' no puede consumirse.
Creo que hay varias razones: la inyección de dinero, la alta autoestima del país, una mejor alimentación general, una mejor atención hospitalaria (la talla media del español ha crecido nueve centímetros desde la instauración de la democracia), el ejemplo de grandes campeones...En fin, esto es el paraíso. Mejor disfrutarlo.
La inversión realizada desde el 86 al recibir Barcelona los Juegos ha tenido su fruto en nuestros días. Esos chicos que comenzaban a disfrutar de sus primeros años de existencia son los que están colocando a nuestro país en un nivel superior. El trabajo y el esfuerzo han propiciado la llegada a una meta que no debe parar nuestro imponente caminar.
En un mes, no se olviden, nos esperan los Juegos, el evento deportivo más trascendente, el que puede considerarse en parte referencia deportiva. Allí, en Pekín, nos encontraremos con nuevos retos, algunos en los que todavía nos faltan metros para llegar al momento de acabar con el muro. El atletismo y la natación, deportes esencia de los Juegos, no acaban de dar ese salto, por ejemplo.
El presente debe cimentar un futuro, esperemos, alentador. El deporte nacional ha crecido, se ha estabilizado en los últimos años y ha recibido los honores mundiales. Nuestra 'Edad de Oro' no puede consumirse.
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